Suavecito, Richard Bean, Pablo Téllez, Leo Rosales and The Nicaraguan Connection.

SUAVECITO, Richard Bean, Pablo Téllez, Leo Rosales& The Nicaraguan connection

RICHARD BEAN

Richard Bean, joven músico escribió la canción Suavecito a finales de los 60, es una canción de amor. Bean la escribió cuando estaba en clase de álgebra en el instituto Mission de San Francisco. Influido por grupos de R&B de los años 60 como Smokey Robinson, Sam and Dave y Sam Cooke, se esforzaba por crear un clásico del soul. «Esa música tuvo una gran influencia en mi vida», afirma. Era finales de los 60 y creía que estaba enamorado. «De hecho, suspendí la clase de álgebra porque le escribía poemas», recuerda Bean riendo. Las cosas no funcionaron con la chica, pero su adoración dio lugar a un éxito para Malo, que alcanzó el número 18 en las listas Billboard en 1972. La canción siempre ha sido comparada por su estilo, ritmo y cadencia a la popular “Grooving” de The Young Rascals.

Jorge Santana recluta a Richard Bean para el grupo Malo, firman con una disquera y graban el tema a finales de 1971. Al año siguiente se hace el lanzamiento y aparecen como autores en la parte inferior del título: Richard Bean (este sale con su apellido original), Abel Zárate y el nica Pablo Téllez, bajista del grupo. Debo suponer que le hicieron arreglos y la mejoraron, por eso salen sus apellidos. Esto hace que la canción sea más propiedad del grupo Malo que de su autor Richard Bean. Una cosa que ocurrió y es realmente increíble es que, al día siguiente de haber grabado el tema en el estudio, con la voz de Richard Bean, este fue despedido por el manager del grupo (supuestamente por sus pocas habilidades en la percusión). Para efectos legales la canción pertenece al grupo y pueden hacer lo que quieran con ella.

Richard Bean de inmediato forma con otros amigos el grupo SAPO que no tuvo ningún impacto en América Central y se dedica a proyectos que no resultan exitosos.

Con el lanzamiento del primer LP de Malo, se necesita promover su principal éxito “Suavecito” y el mánager logra que vayan a un programa de televisión a promover el tema. Entonces surge la pregunta ¿Quién diablos va a cantar la canción si ya despedimos a Richard Bean, él hombre que la grabó? Por supuesto que no podían llamar a Bean para que hiciera el volado. Entonces le pasan la antorcha a uno de los timbaleros del grupo, aquí aparece en escena Leo Rosales. ¿Y quién es este personaje?

LEO ROSALES

Resulta ser que su padre era locutor de radio en la Radio Mundial (NICARAGUA) y su tío era músico en la década de 1940 en Nicaragua, país donde ambos desarrollaron sus carreras ligadas a la música durante largo tiempo. Sin embargo, sintieron que el país centroamericano no les ofrecía las oportunidades que estaban buscando para salir adelante y decidieron mudarse a San Francisco para establecer sus familias allá.

Es en San Francisco donde Leo nace, su padre decide retomar su oficio como locutor en la estación radial Coffee y su tío conoce músicos importantes que le ayudan a adaptarse al ambiente musical de ese lugar. Todo esto aunado a las numerosas fiestas familiares que se celebraran en casa de Leo con música latina fue despertando en el niño un enorme interés por todo este mundo.

Para el tiempo en el que Leo conoció a Jorge Santana, este dirigía el grupo Malo. Todo ocurrió cuando el joven tenía unos 17 o 18 años y el mismo amigo que lo llevó a ver tocar a Carlos Santana lo invitó a ver tocar a Jorge junto a su Grupo Malo. A petición del hermano del amigo, le dieron a Leo la oportunidad de tocar los timbales, los cuales aprendió a tocar en el género del Latin Rock gracias a haber escuchado a Santana por tanto tiempo.

Luego de haber tocado en varios lugares junto al grupo Malo y, al demostrar el alto nivel que tenía como músico, fue invitado por uno de los fundadores del grupo Arcelio García a ensayar junto al resto de los integrantes. Luego de muchas prácticas junto a ellos durante un tiempo, Leo pasó a ser miembro permanente de Malo y, poco tiempo después, comenzó a hacer giras con ellos por todo Estados Unidos.

Todas estas presentaciones consiguieron que el artista se hiciera mucho más profesional en su oficio y conociera a muchos músicos de gran prestigio.

Luego de haber estado durante un largo tiempo en el grupo Malo, las prioridades de algunos de sus integrantes fueron cambiando. Mientras Arcelio y Jorge continuaron con el proyecto de Malo, Leo y uno de los exguitarristas, Gabriel Manzo querían seguir tocando esa misma música, pero no querían seguir usando el nombre del grupo para no faltarle al respeto a quienes seguían allí y evitar problemas legales.

Es entonces cuando Leo conversó con Arcelio y Jorge para pedirles su opinión al respecto y quedaron en que no había ningún problema en que naciera un nuevo grupo, pero había que cambiarle el nombre. Por lo mismo, el percusionista y sus compañeros usaron uno de los temas de Malo de nombre Momotombo para referirse a la nueva banda que crearon. ‘‘Momotombo’’ es un tema escrito por el compositor Pablo Téllez (nica miembro de MALO) que homenajea al volcán nicaragüense cercano al pueblo del mismo nombre. Entonces, empezaron a referirse a sí mismos con el nombre ‘‘Momotombo with former members of Malo & Santana’’ para dejar claro de dónde vienen las raíces de sus integrantes. Esto fue hace muchos años. ‘‘Lo que buscamos es mantener viva la esencia de la música de Malo y Santana con el mismo cariño con el que lo hacíamos años atrás, pero sin irrespetar a los fundadores originales y quienes seguían allí. Al contrario, queremos homenajearlos y que la gente tenga bien claro de dónde venimos’’ dijo Leo, quien evidentemente guarda un gran respeto por Malo y sus fundadores, quienes le brindaron la oportunidad de su vida.

¿CUAL FUE ESA OPORTUNIDAD?

Regresemos al momento en que Malo está promoviendo su primer disco y están invitados a una presentación en vivo en la televisión de USA. ¿Quién diablos va a cantar Suavecito? Le preguntaron a Leo Rosales, quien era percusionista, si se sabía la canción… entonces vino el momento de brillar, el chavalo se rifó y aceptó matar ese gran chivo. Fueron a la TV y tocaron la popular canción, esta vez y para referencia de todo el mundo que vio el programa, en la voz e imagen de Leo Rosales. Así quedó grabado para la eternidad en la memoria de los que hemos visto ese video de 1972. Eso enterró por mucho tiempo a Richard Bean, creador del tema, quien hasta muchos años después hizo las paces con Malo (o lo que quedó del grupo) y han ido a giras para cantar Suavecito. Leo Rosales conoció la gloria por algo circunstancial que lo llevó a la fama, hizo carrera hasta caer en las drogas y logró levantarse de nuevo.

Hasta la muerte de Jorge Santana en 2020, todos los vinculados a la canción Suavecito habían estado activos tocando en festivales y en contacto con la comunidad latina quien conserva como un tesoro la canción de Richard Bean que hizo famoso a Leo Rosales. Hace varios años contacté a Leo Rosales por Facebook e intenté conversar con él sobre su historia y me dio a entender que no quería saber nada de Nicaragua.

NOTA: en aquella época los programas de televisión obligaban a los artistas a hacer playback y aunque algunos sí cantaban realmente, no sabemos si Leo cantó o hizo playback, no obstante ese video proyectó su imagen a nivel mundial.

Este escrito tiene varias fuentes provenientes de páginas web del mundo del entretenimiento, entrevistas, Wikipedia, blogs, etc.

Juan Centeno

León, Zaragoza Abbey Road 777 30/10/2024


Apuntes biográficos de Pablo Cristo Blamis F.

Pablo Cristo Blamis Ferrufino

Pablo Cristo Blamis Ferrufino, arquitecto, pintor y promotor cultural es recordado por la ciudadanía leonesa por su obra el “Parque Rubén Darío”, más conocido como el parque de los poetas. Sus padres fueron Cristo Pablo Blamis Gramata, originario de Grecia y Leticia Ferrufino Romero, nicaragüense. Su padre era un capitán de barco que recorría aguas de diversas partes del mundo, un día de visita en Nicaragua conoció a Leticia, maestra leonesa, se enamoraron y unieron sus vidas. El nacimiento de Pablo Cristo fue un poco circunstancial ya que, estando su madre embarazada, el capitán la llevó a conocer Grecia, y a su viaje de regreso hicieron escala en Panamá donde ella inició los dolores de parto, naciendo finalmente Pablo Cristo el 3 de agosto de 1950, por esa razón él consideraba a Panamá como su segunda patria. Como era la tradición familiar de su padre, en cada generación se cambiaba el orden de los nombres, Cristo Pablo padre y Pablo Cristo hijo.

Su niñez la transcurrió viviendo temporadas en Panamá y en Nicaragua, en 1958 realizó su primera comunión en la Saint Mary School Church de Balboa Panamá. Creció como hijo único en un hogar donde tuvo las condiciones necesarias para recibir una buena educación.  Asistió a la escuela secundaria durante los memorables años 60, lo que le permitió percibir las tendencias sociales y culturales del mundo en esa época. Vivió parte de su juventud en la capital Managua, donde cursó la carrera de Arquitectura, sus conocimientos en esta área contribuyeron a desarrollar sus habilidades en el dibujo y la pintura, artes que empezó a cultivar por aquellos años. Durante su estadía en la capital conoció a personalidades vinculadas al mundo artístico y así fue evolucionando como pintor y arquitecto. Era común verlo por los pasillos universitarios de cotona, sandalias y su pelo largo, como los hippies de los años 70. Siempre fue un joven inquieto, le gustaba leer, explorar, descubrir las tendencias en las artes, consideraba obligatorio tener actualizados sus conocimientos generales y particulares vinculados a la arquitectura. Por esta razón llegó a poseer una extensa biblioteca donde se encerraba a leer con mucha pasión, ya que hablaba cuatro idiomas Inglés, español, francés y griego, el idioma de su padre.

En su vida laboral se destacó como profesor de Teoría e Historia de la Arquitectura, en la Escuela de Arquitectura de la UNAN Managua donde impartió esa materia hasta finales de los años 70. En 1980 se trasladó a León y se incorpora a trabajar en el Ministerio de Desarrollo, Infraestructura y Reforma Agraria hasta 1991. También laboró en la oficina de Patrimonio Histórico de la alcaldía de León, desde donde luchaba por preservar la estructura colonial de casas y edificios antiguos de la ciudad.

Historia del Parque de Los Poetas

A mediados del Siglo XX, los Darianos José Jirón Terán, Modesto Armijo y Ariel Medrano, encargaron a un escultor italiano una estatua de mármol del poeta Rubén Darío para ser colocada en algún lugar de la ciudad de León. A mediados de la década de los 70 la estatua llegó por fin al país, y fue guardada en una bodega de una desmotadora de algodón donde permaneció por diez años. Fue durante los años 80 que las autoridades culturales de esa época rescataron la estatua y convocaron a un concurso entre los arquitectos del país para que diseñaran un parque donde poner la estatua y que quedara en su lugar definitivo. Pablo Cristo Blamis envió su diseño al concurso y ganó el primer lugar, por tanto comenzó la construcción del parque para alegría de Pablo Cristo y sus amigos que verían su obra a la vista de todos para la posteridad. Tiempo después se inauguró el parque, vinieron altas autoridades del gobierno junto con el presidente de la república Sr. Daniel Ortega. La ciudad entera dio la bienvenida al nuevo parque y apartando el nombre asignado (Parque Rubén Darío) le llamó Parque de Los Poetas. A pesar de su alegría Pablo Cristo contempló con desagrado que lo construido era apenas la mitad de su diseño original ya que hacía falta un anfiteatro y otras obras adicionales al parque. Hoy en día acompañan a la estatua los bustos de los poetas Alfonso Cortés, Azarías H Pallais y Salomón de la Selva.

Después de la inauguración del parque de los poetas Pablo Cristo Blamis estuvo luchando para que le permitieran colocar una placa que lo identificara a él como autor de la edificación, varios alcaldes le negaron esta solicitud hasta que por fin lo pudo hacer varios años antes de su muerte.

El arquitecto Porfirio García Romano escribió: “Su querida ciudad de adobes y tejas fue para él un tema de reflexión por sus elementos y espacios coloniales arquitectónicos, como por la ilusión de sus espacios urbanos llenos del sol del trópico y de olores de antaño. Casas con tejas, escondidas perspectivas vistas desde una simple acera que se fugan escalando tapias llenas de pitahayas o se pierden en un templo al fondo, fueron los temas y asuntos pictóricos de Pablo Cristo”

Pablo Cristo Blamis Ferrufino murió de una afección cardíaca el 25 de junio de 2005, a los 55 años. Siempre vivió con su madre quien falleciera 9 años después. No tuvo hijos, aunque si se conocen dos ahijados, compartió gran parte de su vida con Marielena Sandino, quizá la persona que más lo conoció después de su madre. Al momento de su muerte, Blamis seguía esbozando proyectos, pensaba hacer futuras exposiciones y siempre tenía una libreta para trazar sus ideas. Su amigo Silvio Solís refiere que Pablo Cristo murió en la madrugada, igual que su antecesor Pablo Ruiz Picasso… dibujando. Actualmente el parque luce remodelado con una estructura diferente a la diseñada por Pablo Cristo.


Los Secretos del Hotel Lacayo

Los Secretos del Hotel Lacayo

Comentarios al libro de Carlos Siles

El libro Los secretos del hotel Lacayo de Carlos Siles Levy llegó a mis manos hace unos cuatro años y desde entonces lo leo una y otra vez con la seguridad de encontrar algo nuevo en cada lectura. Hablar sobre un libro de esta naturaleza no es sencillo porque aquí en estas páginas está retratado parte del universo de los leoneses, de sus alrededores y es desde entonces una referencia histórica y geográfica en la Nicaragua del Siglo XX.  La aventura de escribir esta obra comenzó, a como lo explica el mismo Siles cuando él laboraba en el diario La Prensa y tenía una columna donde daba a conocer anécdotas de personajes leoneses. Poco a poco fue acumulando una colección de escritos que luego formarían este libro. Su autor en todo momento aclara que es un escritor aficionado y que este libro no estudia nada ni pretende mostrar la historia de los habitantes de esta cálida ciudad.

También agradece a todas las personas que se tomaron su tiempo para contar sus relatos, la idea era sacar de la caja del olvido todos esos recuerdos que aún permanecen y que pronto quizá ya nadie hable de ellos. Con tanta fuente de información se corre el riesgo de olvidar, de no mencionar a alguien por motivos personales, o de inclinar la balanza hacia algún interés en particular. De todas maneras, el resultado fue un libro muy ameno que todos los leoneses deberíamos conocer, a pesar que esta primera edición es de 2007 y se encuentra agotada, esta actividad homenaje al Hotel Lacayo es parte de la presión que debemos ejercer para que pronto vengan más ediciones y poder disfrutar de su lectura.

¿Por qué los secretos?

El autor pudo dar otros títulos al libro: “Anécdotas del Hotel Lacayo” o “Crónicas del Hotel Lacayo” u otros. No obstante, la palabra “secretos” es explosiva y posee un efecto cautivador en el lector. Desde que uno lee su título la imaginación echa a volar, ¿Cuántos secretos puede guardar un hotel de playa? ¿Qué hechos serán revelados en estas páginas? Y lo más espeluznante, si alguna vez estuviste allí es posible que aparezca tu nombre. Más allá de una estrategia de mercado, no cabía otro título más que el seleccionado.

EL ORIGEN

Apunta Siles al respecto:

No siempre fue conocido como el Hotel Lacayo, su origen fue más modesto, doña Mercedes Lacayo, la esposa del maestro constructor Macario Delgadillo; padres de Octavio, Concepción, Isabel y Rosario Delgadillo Lacayo, es quien comienza la construcción del Hotel; hotel que jamás ha sido triste a pesar de su actual situación, sus paredes de taquezal y la madera de su construcción siempre ha mantenido ese toque de elegancia, que lo ha distinguido siempre a pesar de los pesares, y es, donde gira todo esto que ya están leyendo y que hoy estoy contando.

La Mercedes Lacayo, del barrio El Laborío, fue una mujer de trabajo y ñeque, que no esperó dos veces a que la Josefa Escorcia, dueña en su momento del Hotel San José y conocida como la Chepa Chapina, le dijera “hacete una ramada de palma de coco, para que te hagás de tus centavitos» y así, desde ese origen, admitió huéspedes, hombres, mujeres, jóvenes, viejos solos o acompañados, nacionales y extranjeros, personajes de dudosa identificación, que sólo el tiempo les daría su perfil propio, se hospedaron humanos de sexo indefinido, o gente de poco dinero y muchos hedores sin que, a pesar de esto jamás la lengua larga de la maledicencia ni los más connotados personajes del chisme local, hayan podido atacar las costumbres de este pernoctado establecimiento.

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Los relatos en su mayoría giran alrededor de la Familia Delgadillo Lacayo, su descendencia y toda una serie de personajes que visitaron el hotel en algún momento. Siles ubica los relatos en un período que va desde 1930 al 2000, aunque los Delgadillo hablan de un posible inicio de operaciones en 1920, acorde a esta última fecha estaríamos hablando de los 100 años desde el nacimiento del hotel.

¿En la década de los años 30 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • La gran depresión económica
  • Al Capone sentenciado a 11 años por evasión fiscal
  • Inauguración del edificio Empire State en Nueva York
  • Amelia Earhart la primera mujer piloto en cruzar el Atlántico
  • Derogación de la ley seca en EEUU
  • Alemania inicia persecución de los judíos
  • Inicia la Segunda Guerra Mundial

¿En la década de los años 40 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • Fin de la segunda guerra mundial
  • Nacimiento de cada uno de Los Beatles
  • Bombas atómicas en Hiroshima y Nagazaki
  • Se crea la C.I.A.

¿En la década de los años 50 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • Primera entrega televisada de los premios Oscar
  • Isabel II coronada reina de Inglaterra
  • Emergen dictaduras por toda Latinoamérica
  • Se crea la NASA
  • Alcanzan la cúspide Elvis Presley y Marilyn Monroe

¿En la década de los años 60 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • Surge el movimiento hippie
  • Construcción del muro de Berlín
  • Muere Marilyn Monroe y Kennedy es asesinado
  • Inicia la guerra de Vietnam
  • Se desata en el mundo la Beatlemanía (The Beatles)
  • Muere el Che Guevara
  • Primer hombre en la luna
  • Legendario festival de Rock en Woodstock.

¿En la década de los años 70 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • Los Beatles se separan
  • Mueren Janis Joplin y Jimmi Hendrix
  • La empresa Intel crea el primer microprocesador
  • Un terremoto destruye Managua
  • Finaliza la construcción de las torres gemelas
  • Se crea la primer supercomputadora
  • Fallecen Elvis y Charles Chaplin
  • Se produce en Jonestown el suicidio colectivo más grande de la historia.
  • Cae Somoza
  • Aparece el cubo Rubik y el Walkman

¿En la década de los años 80 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • Inicia la guerra civil en El Salvador
  • Se comercializa la primera computadora
  • Se da la guerra de Las Malvinas (Argentina y Gran Bretaña)
  • El disco Thriller de Michael Jackson es el más vendido de la historia
  • Se identifica el virus del SIDA
  • Se detecta un agujero en la capa de ozono
  • Explota el trasbordador Challenger a minutos de despegar
  • Se produce el accidente nuclear de Chernobil en Rusia
  • Cae el muro de Berlín
  • Se intensifica la narcoguerra en Colombia
  • Inicia el desarrollo del INTERNET
  • Motorola crea el primer teléfono celular portátil del mundo
  • Miembros de U2 en el Hotel Lacayo.

¿En la década de los años 90 que vio pasar el Hotel Lacayo en el mundo?

  • Violeta Chamorro asume la presidencia de Nicaragua
  • Liberan a Nelson Mandela y es abolido el apartheid
  • Se reunifica Alemania
  • Mueren: Freddy Mercury, Pablo Escobar y la Madre Teresa de Calcuta
  • Toy Story es la primera película hecha con una computadora
  • Centroamérica es devastada por el Huracán Mitch
  • Sale a luz… VIAGRA
  • Luna de miel…

Apartemos al mundo y veamos… ¿Quiénes fueron los personajes que con su presencia fueron creando esa leyenda en que se convirtió el Hotel Lacayo? Probablemente esa respuesta requiera de mucho tiempo, pero debemos señalar que si viéramos al hotel como un cuerpo este estaría formado por los siguientes elementos: En primer lugar, la estructura propia del hotel (difícil de categorizar pues es notoria la gran diferencia con el resto de edificaciones, podríamos incluso preguntarnos ¿por qué de madera? ¿Se adelantaron sus diseñadores a las tendencias ecológicas de hoy en día? En segundo lugar, la oferta culinaria en su servicio de bar y restaurante, que recoge la tradición de la cuchara leonesa en temporada de verano y por qué no, la tradición a como refiere Siles de que León siempre tuvo las mejores cantinas, en los tiempos que cada bebida se acompañaba de su boquita respectiva y eso si… sin repetir. En tercer lugar, los eventos bailables que se daban en la pista en forma de L y las orquestas que asistían a amenizar las grandes fiestas que aquí se daban. Y finalmente en cuarto lugar, los personajes que pernoctaban por el hotel y que en su época ya eran de reconocimiento nacional o centroamericano.

Estos personajes podían venir solos o en grupos, era notorio ver a grupos de poetas, estudiantes universitarios, bailarines, artistas en general. El autor hace una breve descripción del grupo de visitantes procedentes del norte del país:

LOS NORTEÑOS

Los del norte del país tomaban poco licor pero cuando tomaban la rompían con fuerza y vigor, eran fumadores empedernidos y de poco bailar, solamente cuando había que tomar una resolución extrema se lanzaban a la pista de baile sobre todo cuando anunciaban una serie de boleros, eran buenos a bailar boleros, pero lo que más les encantaban eran las rancheras cuando se soltaba una ranchera, hasta en coro la tarareaban, estos norteños, así como los ven, tenían una capacidad de asombro fenomenal… más de uno cuando vio el mar, exclamó:

– ¡Qué río tan grande!, ¡éste debe de tener unas grandes pozas!

 -y es comprensible que se asombraran, al fin y al cabo, ellos eran tan sólo conocedores de los misterios del monte y los ríos … lo que sí no es comprensible, es que los norteños hayan llegado al Hotel, llenos de secretos y nadie nunca supo ningún secreto de los norteños, se los deben haber llevado hasta la tumba.

En cuanto a los que llegaban solos al hotel, este lugar tuvo el honor tener bajo su techo a tres grandes: Azarías H. Pallais, Salomón de la Selva y Alfonso Cortés. Esto es lo que Tavo Delgadillo relató sobre Alfonso:

Muchas veces y en varias temporadas llegó el poeta Alfonso Cortés, yo no sé si ya estaba enfermo, pero el hombre andaba solo, era un hombre solo, que sudaba soledad, tranquilo, se sentía que estaba pensando, comía poco, no hablaba y en una mesa viendo el mar inventaba su poesía de un estilo, de un tono eficaz, lleno de confianza y el más refinado sentido, yo conozco mucho de las actividades del hombre común, del hombre que llegaba a Poneloya, pero conozco mucho menos de las actividades de un poeta, porque cuando él echaba la mirada al Mar se veía que lo penetraba, que lo explotaba

 y que hacía nacer un nuevo cultivo, un cultivo sin yerbas, un cultivo para recoger la cosecha. Porque a pesar de que el Poeta, ya sabía lo que sabía siempre su poesía fue un misterio, una inspiración como que no sabía nada,

yo creo que se inspiraba en el mar, porque quedaba viendo las olas y parecía que las reducía a versos, armándolos de una manera maravillosa, sin ensalzar a nadie ni fingirse a sí mismo. Permanentemente reeditaba, meditaba todo el día, todos los días lo que para otros necesitan años de intentos y búsqueda, yo creo que eso se debía a que su cabeza estaba llena de recuerdos, de misterios y de sinceridad. No sé cuánta poesía escribió ni cuándo dejó de escribir, no sé cuándo el poeta se detuvo, pero

“Un trozo azul tiene mayor

Intensidad que todo el cielo”

UNA MESA MUSICAL

Fue tantas veces que los vi en el Hotel, me imaginaba al herrero forjando su acero, así ellos forjaban su música en forma espontánea, generosa, profunda, que sonaba a milagros, a mí me gustaba verlos porque yo, aunque ignorante, sé que hay música que cura y música que destruye, estos muchachos no hacían propaganda ni a los vicios ni a los excesos, todos ellos eran sonidos, alegría y energía, hacían música que curaba. El que se llamaba Bono era como el jefe, el que más golpeaba la mesa se Llamaba Larry, otro se llamaba Adam y el de la guitarra Dave. Uno de los tantos días llegaron a visitarlos tres personas, ya no me acuerdo cómo eran, pero uno de ellos, de los nuevos visitantes les traducía a los otros dos lo que Bono decía: «estábamos en El Salvador y un día hubo un ataque, primero disparos; luego la artillería. Temblaba la tierra en la casa donde nos alojábamos, pero nadie se asustaba, son gente brava los que viven en medio de un conflicto bélico. Te hace ver que dedicarte al rock no tiene ningún mérito especial, para nosotros que venimos de un país tan pobre como Irlanda es difícil escapar de la sensación de que los europeos son los niños consentidos del mundo, los nativos tienen una riqueza espiritual que no empequeñece, no es que me mueva un sentimiento de culpa.

En Etiopía trabajamos en un orfelinato, creando canciones para comunicarles normas elementales de higiene, alimentación y agricultura, después Bono dijo que la música de ellos nunca deja de asimilar influencias con referencia a las madres de los desaparecidos argentinos, a los pueblos mineros del norte de Inglaterra, a la guerra de El Salvador y de Nicaragua. Y fue en Nicaragua donde concluyeron allí en esa mesa, la canción que se llama “Donde las calles no tienen nombre”. Un buen día Bono levantó los brazos, dio un gran grito y dijo: “¡Lindo, bellísimo!” fue cuando terminaron esa canción “Donde las calles no tienen nombre” (eran las calles del mundo, las calles de Nicaragua, las calles de Poneloya…) cuando dice:

 (PONER AUDIO)

Donde las calles no tienen nombre (U2)

Quiero correr, quiero esconderme

Quiero derribar las paredes que me sostienen por dentro

Quiero extender la mano y tocar la llama

Donde las calles no tienen nombre, ja, ja, ja

Quiero sentir la luz del sol en mi cara

Veo que la nube de polvo desaparece sin dejar rastro

Quiero resguardarme de la lluvia venenosa

Donde las calles no tienen nombre, oh, oh

Donde las calles no tienen nombre

Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo y quemando el amor

Quemando el amor

Y cuando voy allá, voy contigo

Es todo lo que puedo hacer

La ciudad es una inundación

Y nuestro amor se oxida

Estamos golpeados y arrastrados por el viento

Pisoteado en polvo

Te mostraré un lugar

Alto en la llanura del desierto, sí

Donde las calles no tienen nombre, oh, oh

Donde las calles no tienen nombre

Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo y quemando el amor

Quemando el amor

Y cuando voy allá, voy contigo

Es todo lo que puedo hacer

Nuestro amor se oxida

Estamos golpeados y arrastrados por el viento

Soplado por el viento

Oh, y veo el amor

Mira nuestro amor convertirse en óxido

Oh, estamos golpeados y arrastrados por el viento

Soplado por el viento.

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Después de eso, nunca más volvieron al Hotel Lacayo, años después supe que estos señores eran irlandeses, que eran un grupo llamado U2 y cuando Bono dijo “Lindo, bellísimo” era que había terminado de componer la mejor canción de ellos. Alvaro Delgadillo me dijo: Trata acerca de la pobreza y la esperanza de los niños pobres, yo todo lo supe años después, por tarjeta postal que le mandaron a Alvaro Delgadillo y que el maremoto se la llevó.

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REFERENCIAS

Marketingdirecto.com (México, 2017)

Este hecho llamó la atención del cantante de la banda irlandesa U2, Bono, que tras viajar al país en 1986 escribió una canción inspirada en sus vivencias en la capital nicaragüense titulada «Where The streets Have No name» e incluida en el disco «The Joshua Tree» lanzado en 1987.

September 6, 2017 CEPAD WEBSITE

We are so pleased and honored to share some news of amazing support that we have recently received from the band U2.

CEPAD’s founder, Gustavo Parajón, was a very humble man who quietly developed friendships with many influential  people around the world. He almost never shared about these relationships outside of his own family.

Dr. Parajón became connected with the band U2 in the late 1980’s after meeting lead singer Bono at a concert by Bruce Cockburn at the Greenbelt Arts Festival in England. Bono and his wife Ali had visited Nicaragua and Central America in the mid-1980’s and some of the songs on their album, The Joshua Tree, were inspired by that visit.

During  2017, U2 has been on a 30th anniversary tour of the Joshua Tree album and chose CEPAD to be listed in the tour program as an organization the band supports. This is truly a great honor for CEPAD and we are so grateful to be recognized in this way.

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LOS TRES AMORES DE TACHO

Y que cosas las de la vida, Anastasio Somoza Debayle nunca fue al Hotel Lacayo, unos dicen que por ahí se fraguó el asesinato de su padre, otros dicen que no se sentía bien al hacer sus necesidades fisiológicas en un baño compartido, pero la versión más certera es que de acuerdo con sus custodias, el hotel no prestaba las seguridades para proteger adecuadamente su vida, porque era muy abierto y no lo podían proteger tal como enseñan los manuales de protección física, sea cualquiera de las razones apuntadas, la verdad es que el “hombre” jamás de los jamases llegó al hotel.

Sin embargo… las cosas de la vida, las tres mujeres de su vida, que quizás a su manera fueron inolvidables, sí llegaron al hotel, solamente una vez en su vida cada una de ellas.

La primera que llegó al hotel fue una belleza de proporciones inimaginables, alta, de color bronceado como la caoba en el verano, con unos ojos como dos esmeraldas verde pálido, con un talante comparable sólo a su dulzura, una mujer de esas que paran el tráfico, porque hay que verlas de cerca y cerciorarse de que estamos frente a un “palo de hembra” se llamaba Berta Zambrana, no sé de donde era ni de donde salió, sólo se que era bella con todos sus atributos de mujer, era el amor juvenil del joven Anastasio, era la mujer que adoraba, pero su familia tenía otra decisión para escogerle quien debería ser su esposa. Llegó al hotel acompañada de Luis Pallais, un primo de Anastasio, habían ido a la casa solariega de Los Debayle, los abuelos, a pedirle a Doña Casimira Sacasa de Debayle, la matrona del clan, la esposa del Sabio Debayle, que convenciera a su hija la Salvadora, que no lo casara con su prima Hope, sin embargo, entre adulaciones, lisonjas y halagos había recibido el veredicto final de NO.

Anastasio no se casaría con la Berta, sino con quien la Salvadora decidiera, asunto que ya estaba decidido por ella. Así llegó la Bertita al hotel, destrozado su corazón, después de haber perdido su última batalla por el amor de Anastasio y así fue. Anastasio y la Berta siguieron siendo amigos y se tejieron alrededor de ellos muchos cuentos y leyendas, pero no fueron esposos jamás.

El otro amor de Tacho fue su prima hermana Hope, quien fue escogida por su madre Salvadora y bendecida la unión por la matrona Casimira, quien era en última instancia, quien ponía la tapa al pomo en asuntos de decisiones sentimentales. Era una mujer delicada y culta, quizá un poco afectada por su educación norteamericana, no se permitía muchas libertades en asuntos del trato y el protocolo, se desplazaba como una princesa en su palacio. Era alta, delgada, manejaba sus manos como una pianista clásica, y su sentada era un ángulo de cuarenta y cinco grados. Había llegado al hotel con sus primas las Debayle, las tres lindas hermanas que vivían en León y que no emigraron nunca a otro lado, llegó por un antojo, quería probar la salsa con que preparaban el coctel de camarones, llegó, comió y se fue, no saludaba a nadie ni tampoco nadie la saludaba, era demasiado estirada para un balneario como este.

El tercer amor de Anastasio fue su amante pública y notoria, se llamaba Dinora. Llegó tan solo una vez y fue en 1977, encendió de alegría al hotel. Para comenzar llegó con una corte de seguidores, donde había guardias, esposas de guardias, políticos, esposas de políticos, seguidores en busca de prebendas, serviles en busca de consolidar puestos gubernamentales, andaba, para que no le cuenten cuentos, hasta el alcalde turno que no era gran cosa, no representaba ni el saber ni el talento, pero era el alcalde del pueblo.

Tacho estaba en una reunión política donde un familiar suyo por el lado de Las Peñitas y ella chacharachera como pocas, aprovechó para hacer una pequeña pero ruidosa fiesta que comprometía la calma del vecindario del hotel. Era una mujer de esas “gustos de hombre” morena lavada, con unos pechos bien puestos y atractivos, un pelo al hombro de color azabache natural que le daba esa coquetería que muchas buscan y pocas encuentran, además poseía el encanto de la cortesana, que sabe cómo menear y a quien menearle las nalgas.

Esa fiesta entre pitos y flautas terminó hasta que Anastasio terminó su reunión y a la voz de mando de ¡nos vamos! Se largaron a seguir la parranda a otro lado, donde la corte era más reducida, los serviles de la fiesta celebrada en el hotel quedaban atrás, no les era permitido seguir al hombre que mandaba, pero eso no importaba al fin y al cabo habían estado con la mujer que mandaba, habían tomado tragos y comido hasta la saciedad.

En definitiva, los tres amores de Anastasio llegaron al hotel por diferentes medios, con diferentes acompañantes y por diferentes motivos, pero unidas por el mismo amor, por el mismo hombre, conocido en el bajo mundo de sus amistades como el Jefe o Coyoles o el Hombre, pero señalado por la historia como el “Genocida de su pueblo”.

Por todas estas historias, bien o mal contadas, con datos o llenas de ficción, con misterios o certezas, que hicieron del Hotel Lacayo un punto de referencia y convergencia en la historia del Siglo XX de nuestro país, es que estamos esta noche rindiendo homenaje, al hotel, a la gran familia Delgadillo y a tantos recuerdos que hoy emergen como la espuma de esas olas que vieron de pie al legendario Hotel Lacayo. ¡Y si ustedes toman un trozo de madera de ese verde celeste marino y lo ponen en su oído escucharan a las grandes orquestas sonar bajo entre las notas del rumor del mar… escuchemos!

Juan Centeno/León/abril 2021.